12 de diciembre de 2008

Un fumador bogotano mata a un camarero que le pidió que apagara su cigarrillo

Los hosteleros se quejan de la dificultad de hacer cumplir la ley antitabaco, especialmente cuando los clientes están ebrios. | El Mundo.

El primer mártir de la liga anti tabaco murió de varias puñaladas en un bar del centro de Bogotá. El gerente de La Casa de la cerveza, Marco Tulio López, un joven de 26 años, acudió el miércoles por la noche en auxilio de un camarero que no lograba convencer a dos clientes para que apagara los pitillos. Javier Pinzón, nombre del trabajador, se lo estaba pidiendo de la manera más correcta posible, y para cargarse de razón, debió recitarles la nueva normativa que rige en Bogotá a coro con el gerente, que se incorporó al grupo al ver que no hacían ni caso a su subalterno.

En lugar de aplastar la colilla en el cenicero o salir a fumar a la calle, a uno de los clientes se le fue encendiendo la sangre hasta que estalló de rabia. Sacó un cuchillo y asestó varias puñaladas al camarero primero y luego al jefe. Pinzón logró sobrevivir pero López falleció porque le clavaron le arma en el corazón.

El dueño de la cafetería manifestó más tarde, apesadumbrado y con cierta resignación, que están en desventaja ante los fumadores empedernidos, máxime cuando llevan algunas copas encima. «Esta medida es muy difícil de aplicar, porque las personas cuando toman trago, en algunas oportunidades se portan agresivas», le dijo a la prensa local.

La esposa de la víctima mortal exigió que al asesino, al que capturó la policía poco después del crimen, le caiga todo el peso de la ley por una actuación producto de «la intolerancia».

La nueva ley que prohíbe fumar en todo lugar público, y que rige desde hace un par de semanas, es implacable y las multas para los transgresores son muy altas. Ya no se puede echar humo ni en las terrazas de los restaurantes, el último refugio que les quedaba a los adictos a la nicotina.

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