7 de julio de 2008

Se cumplen 30 años de la desaparición de un hombre en el misterioso Rectángulo de Kansas

Hay varias docenas más de casos similares. | The Onion.

El llamado Rectángulo de Kansas, una desolada región de 82.000 millas cuadradas en la Gran Llanura estadounidense, se ha convertido en fuente de especulación entre investigadores paranormales durante décadas. Aunque las preguntas sobre su existencia nunca han sido respondidas, algo sí es cierto: Kevin Corcoran, ciudadano de Chicago, desapareció repentinamente en la desértica región hace 30 años.

Según su familia y amigos, Corcoran, un joven brillante y enérgico de 18 años, fue visto por última vez conduciendo hacia el Rectángulo en un Plymouth Duster la tarde del 8 de mayo de 1978. El vídeo de una cámara de vigilancia lo registró parando en una gasolinera cerca del borde para comprar gasolina y chocolatinas a las 16:15. Aunque su viaje iba a durar solo el verano, nunca fue visto de nuevo.

La última comunicación conocida de Corcoran se produjo desde algún punto dentro del Rectángulo, y hacía referencia a sus planes de boda con una rubia y a inscribirse en la escuela técnica local. Los registros señalan que el mensaje fue recibido desde 37 grados 42 minutos latitud norte y 97 grados 20 minutos longitud oeste, pero cuando los investigadores acudieron a la ubicación no hallaron más que una pequeña ciudad abandonada sin rastros de vida en ella.

«Quién sabe si mi hijo regresará alguna vez a la civilización», dije el padre de Corcoran, Dennis, que ahora cuenta 76 años. «Algunos han informado que vieron a un espectro pálido y de mirada muerta, parecido a Kevin, arrastrando sus pies en la oficina de una pequeña empresa de suministros todos los días, pero no son más que leyendas. No sabemos nada.»

Conocidos de Corcoran dicen que le avisaron de que una vez entrara en el Rectángulo no volvería a salir, pero no les escuchó y acudió a él para investigar historias de matrículas universitarias baratas. No fue hasta que no acudió en el verano de 1978 a un viaje anual de acampada cuando su desaparición se hizo definitiva.

«Entonces supe que no iba a volver», dice su amigo Craig Wilkins. «Fue absorbido por esta realidad alternativa, y no puede salir. No volveré a ver a mi amigo nunca.»

La misteriosa región se ha tragado, según algunos relatos, miles de vidas potencialmente interesantes y activas. A pesar de lo inquitante de la historia, Kevin Corcoran es solo una de los cientos de personas que, por razones desconocidas, han visto desaparecer años e incluso décadas en la región. A pesar de ello para la mayoría de los casos no hay prueba alguna: la pocas fotos conocidas del interior de Rectángulo solo muestran un vacío plano que se extiende hasta el horizonte. Lo que sucede en las vidas de quienes se aventuran en él continúa siendo un misterio.

Matthew Hume, un investigador de la Universidad de Chicago que estudia el Rectángulo, dice que el extraño fenómeno relacionado con la región podría no entenderse nunca complamente. «Como mucho podemos decir que quienes se adentran en la región mucho tiempo son desviados de su camino por la baja presión externa para triunfa», explica Hume. «Pero tras eso, es como si desaparecieran de la faz de la tierra. Hay casos de autobuses llenos de gente entrando en el Rectángulo y desvaneciéndose en la oscuridad.»

Los expertos estiman que varios millones de artículos de consumo desaparecen en la región cada año. A pesar de esto, no se detecta prácticamente nada saliendo del Rectángulo, con excepción de la extraña emisión del sermón matutino dominical.

Increíblemente, algunos viajeros han regresado para contar sus historias. La más repetida por quienes sobreviven al Rectángulo de Kansas es la extrema desorientación y la inquietante percepción de la distorsión del tiempo. Ned Frome entró al Rectángulo en 2005 mientras viajaba para visitar a su familia en San Luis. «Llevaba conduciendo horas, pero era como si no me moviese en absoluto», dijo. «No tenía idea de en qué dirección iba. Daba igual dónde mirase: todo era exactamente igual y era casi imposible orientarse. Nunca volveré allí, creí que iba a volverme loco.»

Kyle Manheim, un vendedor de fotocopiadoras que una vez estuvo dos semanas de viaje de negocios dentro del Rectángulo, dice que no puede recordar con claridad ningún suceso de ese periodo de tiempo. «No hay nada de lo que puedo recordar digno de mención», dijo. «Sé que estuve allí, pero eso es todo. Es como si esos 14 días nunca hubieran sucedido.»

Aunque muchos creen firmemente en los maléficos poderes destructores de almas del Rectángulo de Kansas, la ausencia de pruebas concretas ha arrastrado a un puñado de escépticos.

«Si miras las estadísticas, no pasa nada en la zona que no ocurra cada día en el resto del país», dice Stephen Finney, un camionero familiarizado con la región. «Lo que le pasó a Kevin Corcoran podía haberle ocurrido en Iowa, Indiana o incluso Michigan.»

«Es solo un mito», añade Finney. «Este lugar de Kansas del que la gente habla simplemente no existe.»

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