27 de marzo de 2008

Crece la venta de vibradores en las farmacias

Diversas asociaciones solicitan la inclusión de estos productos en el cálculo del IPC. | El Mundo.

Tras el éxito de su anillo vibrador, la marca de preservativos Durex ha ampliado su gama de vibradores con dos nuevos productos que, como su predecesor, se comercializarán en las farmacias.

Se trata de los nuevos Play Vibrations Touch y Ultra. El primero es una funda de silicona vibratoria que se coloca en el dedo y el segundo es un aro, también de silicona, con un apéndice saliente estriado y flexible que produce una vibración más intensa. Ambos productos se comercializarán a un precio de entre 14 y 15 €.

Desde su lanzamiento en septiembre de 2005, Durex ha vendido más de 3 millones de unidades de su anillo vibrador, a un precio de entre 8 y 9 €, desplazando el mercado de los juguetes sexuales de los sex shops y antros similares a las respetables farmacias, donde las madres de familia no tienen miedo a entrar: Alicia Ortega, responsable de marketing de Durex en España, hizo hincapié durante la rueda de prensa convocada para presentar los nuevos vibradores en que la mayoría de las personas que compraron el primer anillo vibrador comercializado por Durex fueron mujeres. Según Ortega, la introducción de los vibradores en las farmacias ha permitido al sexo femenino «perderle el miedo» a los artículos sexuales, al estar accesibles en lugares de distribución más cómodos para ellas.

Los vibradores eléctricos alcanzan así a las masas, desde sus humildes orígenes: fueron inventados por Kelsey Stinner en la década de 1880 para tratar lo que entonces se denominaba «congestión de los genitales» e «histeria femenina». Durante siglos, los médicos habían estado tratando estas enfermedades realizando lo que ahora conocemos como masturbación. Sin embargo, ésta resultaba insatisfactoria no solo porque la «estimulación vulvar» necesaria tenía poco que ver con el auténtico sexo, sino porque la consideraban un trabajo arduo y pesado. El vibrador de Stinner, en la línea de los demás logros de la Industrialización, permitía realizar el proceso mucho más rápidamente y sin esfuerzo, por lo que se convirtió en una herramienta médica extremadamente popular. Estos vibradores eran grandes, aparatosos y caros, a pesar de los cual la terapia vibradora era para finales del siglo XIX uno de los servicios más populares disponibles en las villas de recreo europeas y estadounidenses. Algunas de ellas contaban con modelos musicales, contrapesados, bifurcados, colgantes del techo, sujetos a mesas y sobre rodillos.

La Federación Española de Sex Shops (FESS) calificó el anuncio de Durex de «debacle» y exigió al Gobierno ayudas económicas para la urgente reconversión del sector. Leticia Sabater declinó opinar al respecto.

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