8 de junio de 2008

Dos clanes pakistaníes zanjan ocho años de disputas con la entrega de 15 vírgenes

Las hostilidades se iniciaron cuando el perro de un clan mordió al burro del otro. | El País.

Un consejo de notables locales (yirga) de la provincia pakistaní de Baluchistán ha resuelto saldar una vieja disputa entre clanes con la entrega de 15 vírgenes de entre tres y 10 años de edad.

El enfrentamiento lo desató hace ocho años un perro del clan de los qalandari, que mordió a un burro de los chakrani. El can debía de tener rabia y el asno murió. Entonces los dos clanes se enzarzaron en una pelea que ha costado la vida a 13 personas: 11 qalandaris y un hombre y una mujer chakranis. La yirga pretendía con su intervención acabar con el derramamiento de sangre, para lo que recurrió a su más ancestral sentencia: el ofrecimiento de impúberes en matrimonio sin tener en cuenta la edad de los hombres con los que se desposarán.

Los dos clanes pertenecen a la tribu bugti, una de las 130 tribus que pueblan el indómito territorio baluchistano, donde cinco grupos armados se disputan con el Ejército de Pakistán el control de las enormes reservas de gas de esta provincia, la mayor del país (347.190 kilómetros cuadrados), la menos poblada (10 millones de habitantes) y la más atrasada.

El veredicto de la yirga se ajusta al dictado en 2002 por el entonces jefe de la tribu Nawab Akbar Jan Bugti, quien para apagar el desenfreno de muertes organizado por los chakrani tras el fallecimiento de su burro, multó a éstos con el pago de cuatro millones de rupias (unos 40.000 €) y la «entrega en matrimonio de una niña por mes». Los qalandari, como dueños del perro rabioso, debían pagar una multa de 12.000 €. Los chakrani no aceptaron.

El asesinato por los servicios secretos pakistaníes de Nawab Akbar Jan Bugti en agosto de 2006 puso a la tribu, a la que pertenecen unas 200.000 personas, en mayores dificultades. La necesidad de pacificar a sus clanes para tener una estrategia común ante las negociaciones con el nuevo Gobierno democrático pakistaní, llevó a la yirga a reunirse para buscar una solución definitiva al conflicto. De acuerdo con la tradición, optó porque las niñas pagaran la deuda de sangre y sellaran con su sacrificio la reconciliación entre chakranis y qalandaris.

La sentencia ha levantado ampollas en los sectores más progresistas de Pakistán. El diario Dawn, que se publica en la capital financiera del país, Karachi, fue el que desveló la noticia el pasado 31 de mayo. Según este diario, las niñas debían desposarse en su mayoría con hombres mayores de 50 años. En realidad, el trato las convierte en esclavas de los maridos, una situación que viven muchas mujeres pakistaníes, tanto de las zonas tribales como de las zonas rurales de las cuatro provincias del país.

Una vez hecho público el veredicto del consejo de notables, la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán ha pedido no sólo la anulación de la decisión, sino también el «inmediato encarcelamiento de todos los que participaron en la yirga y de todos los que estuvieron de acuerdo en pagar con niñas menores por la solución de una deuda tribal».

Tanto la ley religiosa islámica como la ley civil pakistaní prohíben los matrimonios infantiles, tan arraigados en la tradición feudal del país. Según la ley islámica (sharía), las mujeres sólo pueden casarse después de la pubertad, y las de tres a 10 años son impúberes. Además, la ley civil no permite el matrimonio a menores de 16 años.

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