3 de abril de 2008

Denuncian al CERN por intentar destruir la Tierra con un colisionador de partículas

Los demandantes cifran la probabilidad de destrucción en un 75%. | Público, ADN, The New York Times.

El investigador estadounidense Walter L. Wagner y el filósofo de la ciencia español Luis Sancho han presentado una demanda en un juzgado de Hawái (Estados Unidos) para retrasar la puesta en marcha del LHC (Large Hadron Collider), el mayor colisionador de partículas del mundo. Los demandantes afirman que los científicos del CERN (Centro Europeo de Investigaciones Nucleares) de Ginebra, donde está el acelerador, han tratado de minimizar las posibilidades de que el LHC produzca monstruosidades físicas letales de necesidad, como un microagujero negro o la aparición de strangelets, una forma de materia extraña que convertiría también en strangelets toda la materia a su alrededor.

Sancho, que se presenta como «un científico y escritor español del campo de la ciencia de sistemas» y dice ser «pionero a nivel internacional en el campo del tiempo cíclico y la cosmología», calcula que la combinación de ambos peligros genera una probabilidad del 75% de que el LHC acabe con la Tierra. O, como explicó a la justicia estadounidense, «el CERN quiere que juguemos a la ruleta rusa con dos balas».

«Se sabe ya bastante de lo que se producirá en el CERN. Puesto que el acelerador previo al CERN, el RHIC, creó un liquido ultradenso de materia extraña, inestable todavía por no tener suficiente energía, pero que ya mostraba las cualidades de un proto-agujero negro, la energía añadida del LHC (unas 50 veces más) será suficiente para que esos fetos de materia extraña nazcan con estabilidad y empiecen a crecer absorbiendo nuestra materia», explicó Sancho. «¿Por qué lo hacen los físicos cuánticos? Antes hacían bombas atómicas. Este trabajo meramente sigue su línea con una maquina más grande y una bomba más fuerte. Se trata de gente además que cree que el mundo es matemático, no biológico como pensamos los científicos de sistemas y la mayor parte de la gente. La vida pues es secundaria al número.»

Por esto, Wagner y Sancho acusan al CERN en su denuncia de negligencia criminal por ocultar información sobre los peligros del experimento y de intentar realizar un experimento cuya probabilidad de genocidio es alta, por lo que se pide una orden para evitar el funcionamiento del LHC hasta que se obtengan los resultados del GLAST, un satélite estadounidense que tiene como función principal encontrar pruebas de la evaporación de agujeros negros.

Aunque, como los propios responsables del CERN han reconocido, los peligros de proyectos tan ambiciosos como el LHC no se deben menospreciar, un vistazo al curriculum de los denunciantes es tranquilizador. Wagner ya interpuso una demanda similar en 1999 para detener el colisionador del BNL, que fue desestimada. Sin embargo, el resultado de los experimentos realizados en este acelerador fueron una «gran sorpresa» que los científicos no habían previsto. Además, uno de los físicos citados por Wagner para justificar sus miedos, William Unruh, ya ha afirmado que no ha entendido sus planteamientos.

Por su parte, Sancho tiene una credibilidad aún más incierta. En su web (www.unificationtheory.com) afirma haber desarrollado una Teoría de Unificación que, según él, no prosperará porque «la ciencia aún se basa en el paradigma cartesiano».

Phil Plait, astrónomo y autor del blog Bad Astronomy, afirma que Sancho «está un poco apartado de la principal corriente científica. De hecho, muy lejos de la corriente. Es más, no creo que ni siquiera puedas ver la corriente desde donde él está.»

El malentendido tiene su raíz en la propia naturaleza de la mecánica cuántica, poco proclive a descartar hipótesis. En mecánica cuántica existe la posibilidad de que si se deja caer un bolígrafo sobre una mesa, se comporte como una onda, la atraviese y caiga al suelo. El fenómeno se conoce como «efecto túnel». La probabilidad de que esto pase no es idéntica a cero, aunque nunca nadie haya visto suceder algo parecido.

El Dr. Nima Arkani-Hamed, físico teórico del Instituto para Estudios Avanzados de Princeton (EE.UU.) afirmaba en The New York Times que la física cuántica facilita este tipo de afirmaciones aparentemente descabelladas. «Existe una minúscula posibilidad de que el LHC cree dragones que nos devoren», señaló con ironía.

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