5 de abril de 2008

Los hosteleros jerezanos califican de «nefastos» los resultados de la motorada

No hubo muertos y vendieron menos alcohol que el año pasado. | ABC.

Tras el fin de semana del Gran Premio de Motociclismo, un buen número de propietarios de bares de copas jerezanos criticaron el «excesivo» control policial sobre los moteros, que hizo que los resultados del fin de semana fueran «nefastos».

El dispositivo sin precedentes desplegado por las fuerzas del orden público limitó la concentración al interior del Circuito, sus alrededores y otras localidades, de forma que la prohibición sin excepciones del paso a los moteros en un buen número de calles de la ciudad diera al traste con las optimistas previsiones de hosteleros.

Tradicionalmente, la motorada era propicia para que bares y discotecas hicieran caja. Pero desde que el pasado año el Ayuntamiento jerezano decidiera no permitir la entrada de los moteros en la ciudad la recaudación en los bares es notablemente inferior a la de cualquier fin de semana.

Restaurante, bares, mesones y ventas tampoco han tenido su mejor fin de semana, y los locales que habitualmente agotan sus mesas los fines de semana, estaban semidesiertos. El motero ha sido reacio a aparcar su moto en las las bolsas de aparcamiento habilitadas e ir paseando a los lugares de ocio. En este sentido, desde diversas instancias invitaban a las administraciones a «tener más sentido común y perseguir al gamberro, no al motero».

Sólo los hoteles han cumplido sus previsiones, con un 100% de ocupación en todos los establecimientos de Jerez, salvo contadas cancelaciones. Frente a las críticas, el Ayuntamiento de Jerez recalcará hoy el hecho de que no se haya registrado ni una sola víctima mortal en el término municipal, que apenas hayan tenido lugar incidentes y que la ciudad haya vuelto a proyectar su mejor imagen a los 300 millones de espectadores que han seguido las pruebas.

En los foros de moteros de Internet la indignación se hacía también latente, denunciando el trato a los aficionados «como si fuéramos delincuentes», por lo que instan a convertir Cheste (Valencia) en el «nuevo Jerez de las motos», con abundante alcohol y sexo.

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