9 de abril de 2008

Encarcelada una mujer por venerar a una tetera

Kamariah Ali ya fue condenada en 1992 por apóstata. | Telegraph.

Un tribunal malayo ha ordenado el ingreso en prisión de Kamariah Ali, una profesora de 57 años, por unirse a una secta que adoraba una tetera, delito penado por la sharia. Ali fue arrestada en 2005 cuando el gobierno ordenó la demolición la tetera sagrada de dos pisos de altura y demás infraestructura de la «herética» secta del Reino del Cielo.

Para la excéntrica secta, que enfatizaba el diálogo ecuménico entre religiones, la tetera simbolizaba la pureza del agua y «la lluvia de amor desde el cielo». En Malasia, a pesar de las garantías constitucionales a la libertad religiosa, los musulmanes de nacimiento como Ali tienen prohibido la conversión a otras religiones.

El juez Mohammed Abdullah dijo al dictar sentencia que «el tribunal no está convencido de que la acusada se haya arrepentido y desee abandonar toda enseñanza contraria al Islam. Pido a Alá que abra las puertas de tu corazón, Kamariah.» Se da la circunstancia de que Ali ya estuvo encarcelada 20 meses en 1992 por apostasía.

«Esto tiene que acabar. No pueden estar enviándola una y otra vez a prisión por lo mismo», dijo su abogada, Sa'adiah Din. «Mi cliente informó al tribunal que no es musulmana y que el tribunal de la sharia no tiene jurisdicción sobre ella.»

Este caso subraya el descontento de los malayos no musulmanes, que suponen casi la mitad de la población. La población está dividida entre hindúes de origen indio, chinos cristianos y budistas y una estrecha mayoría de malayos endémicos que se declaran legalmente musulmanes por nacimiento y cuyos intereses el gobierno tiene la obligación de proteger.

El pasado otoño una protesta de hindúes, enfadados por la presuntas discriminaciones como las demoliciones de templos, fue disuelta con gases lacrimógenos y cañones de agua. Esta comunidad ha sufrido numerosos agravios, siendo un caso muy sonado el del primer malayo que coronó el Everes, Maniam Moorthy, al que se declaró musulmán al morir y enterrado según los ritos de esta religión, para consternación de sus familiares. Similarmente, la comunidad cristiana ha padecido varias incautaciones de biblias por parte de las autoridades aduaneras.

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